
Crea un buen equipo de trabajo. Escoge colaboradores que sean curiosos, inquietos, que no esten conformes, que siempre piensen en cómo podemos hacer las cosas de una manera diferente, más efectiva, mejor. No es el líder el que logra el gol, obviamente debe apoyar y orientar, pero al final, los resultados son fruto de un equipo que trabaja en una misma dirección.
Plantea goles precisos y claros. Tu equipo de trabajo necesita claridad, es necesario crear un objetivo común con el que todos esten alineados. Las acciones y las decisiones, deben estar justificadas en torno a ese objetivo, para que cada miembro del equipo entienda lo que está haciendo y cómo contribuye al gol.
Debes estar abierto a los cambios. Las rutinas y el éxito en corto plazo pueden provocar que te acostumbres a una situación lineal. Por ese camino, perderás ese éxito y liderazgo que haz logrado. La transformación es necesaria a todos los niveles. Debes estar abierto a nuevas ideas y que otros propongan qué cosas se deberían cambiar y cómo. Todo el equipo debe ser parte de este proceso. Debemos motivar el estar siempre conociendo cosas nuevas e innovando.